El ángel sin alas

La estación de Chamberí, en La capital española, estuvo dejada a lo largo de 40 años y se la llegó a entender como espectro. Es exactamente en esta estación, donde desaparece Gabriel, un estudioso de fenómenos paranormales. En 1989, veinte años tras aquella desaparición, su hijo Rubén, halla razonable que su padre bien ha podido haber ido a la estación, tratando localizar su lado oculto. Se desplaza a exactamente la misma y desaparece del mismo modo.
Hoy en dia, Carlos, hijo de Rubén y nieto de Gabriel, vive en Sevilla, habiendo dejado atrás su historia previo. Veinticinco años de preguntarse: ¿qué le ha podido ocurrir a su padre y a su abuelo?
Carlos va a ir recibiendo unos enigmáticos sobres, cuyo contenido le va a hacer viajar a distintos puntos de la geografía de españa: La capital española, Guadalajara, Navacerrada. Va a ser en Guadalajara donde va a dar con un piso descuidado ya hace varios años y en aquel hábitat hallará respuestas para aquellas enigmáticas desapariciones.
¿Te puedes conquistar de alguien por la fácil visualización de una foto?
¿Y si ese alguien ha desaparecido ochenta años atrás en el Tiempo, sería una disparidad procurar conocerlo?
¿Hay los portales intemporales?
Hay un personaje extraño que semeja desplazarse por el Tiempo, calvo y con suave cojera. Semeja estar unido al Ankh, la Cruz de Osiris, la llave de la Vida y la Resurrección, el símbolo de los Shemsu-Hor. ¿Qué debe ver con las desapariciones?
Gabriel, Rubén y Carlos van a coincidir en Guadalajara, en pleno desarrollo de la Guerra Civil. No se van a conocer, ya que en el momento en que Gabriel desapareció, su hijo Rubén tenía diez años, y en el momento en que este desapareció, Carlos tenía cinco años. Penetran a través del Tiempo, y tanto Rubén como Carlos lo hacen con 30 años de edad. Gabriel, con 45.
Los tres personajes principales van a vivir ocasiones confusas, en demasía tráficas. Gabriel y Rubén deberán hacerse pasar por espías, por los conocidos quintacolumnistas que protagonizaron el lado enigmático de la contienda. Y van a coincidir con Robert Cubierta, Gerda Taro y Ernest Hemingway, viviendo ocasiones en común.
Los tres se van a sentir irremisiblemente atraídos por una joven muy, muy bella, de ojos verdes, tan tontos como sexys, llamada Gloria, y sucede que el cariño no comprende ni de tiempos ni de edades.