Alicia en el país de la alegría (Alquisa nº 36)

El relato de Nieves Álvarez se vertebra cerca de los recuerdos de una pequeña para quien la vida, pese a lo sórdido de la temporada en que avanza su niñez, es un jardín lleno de luz y de secretos. Con una enorme capacidad, la autora edifica un espacio lírico en el que la memoria fluye como un caudal narrativo que arrastra anécdotas, peripecias y experiencias de unos individuos zarandeados por el destino y su inflexible ventisca. (…) Nieves Álvarez efectúa un ejercicio literario de recreación histórica desde sus vivencias vitales. Llegados a este punto, sospecho que la novela es, de alguna manera, una confesión. (…) Alicia en el país de la alegría es una novela con muchos méritos. Una novela a la altura de las que nos obsequiaron otras enormes escritoras sobre exactamente la misma temática: Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Almudena Enormes, Josefina Aldecoa, Carmen Laforet… Quien se asome a sus páginas no se va a sentir defraudado en ningún instante. Mucho más bien a la inversa. Encontrará en ellas un laberinto de conmuevas y de vivencias humanas que son, que fueron o que lograron ser las nuestras, o las de nuestros compañeros de viaje en la aventura de subsistir al franquismo. Absolutamente nadie va a quedar ajeno de esta historia. Todos formamos una parte de ella en mayor o menor nivel. Y ese es, nada más y nada menos, el legado que nos dejan las enorme- des proyectos de la literatura universal. (J. R. Barat)