ALGOCRACIA CUÁNTICA: Las conciencias muertas de Sagitario A*

¿Usted piensa que una inteligencia artificial devenida en CA (Conciencia Artificial) puede gobernarnos mejor, igual o peor al modo en que lo hacemos? ¿Y si los que se quedaran sin trabajo fuesen gobiernos y políticos?

Soñadores como Elon Musk, Stephen Hawking o Mark Zuckerberg discuten y avisan. Si usted no ha comprendido el trasfondo del libro "El mundo de los macacos" de Pierre Boulle, (algo que solo puede apreciarse en las películas viejas), y en cuál de las cinco castas de monos encaja su personalidad en la sociedad, nunca comprenderá por qué razón las sociedades están partidas al medio por una grieta (Síndrome DMA) que las transporta a un vértigo de confrontación eterno sin importar lo más mínimo temporadas y también ideologías. En el momento en que usted aprenda a admitir a los cinco géneros de personalidades humanas que interaccionan en la sociedad, comprenderá el perverso mecanismo de relojería popular del que somos víctimas, y va a poder admitir por adelantado al mentiroso y manipulador que nos divide. Comprenderlo es la mejor cura popular... pero tenga precaución, esa persona podría ser usted.

SINOPSIS.

En unos cuantos crones, a lo largo del colapso demográfico de La Vía Láctea, la raza humana se prepara para ofrecer el enorme salto intergaláctico hacia Andrómeda dejando atrás la metalurgia para empezar a adoptar un método de vida biopunk. Imposibilitados de saciar las solicitudes sociales de toda índole, y frente al hastío popularizado por la carencia de control a cualquier clase de gobierno, la democracia claudica por su peso, y aparece una algocracia galáctica, acéfala y autorregulada, regida por un conjunto de procesadores de inteligencia artificial cuánticos que rigen carentes de maldad humana, Los Sabios Errantes. Protegidos por el amparo que dan los mitos, y sin localización física aparente para eludir atentados o derrocamientos, estos tienen la posibilidad de trascender a cuerpos cultivados o ser de nuevo una parte de la Expandnet cuántica galáctica, y gobernar desde allí soltando referendos instantáneos y recurrentes, consiguiendo de esa forma puentear los 2 eternos bandos antagónicos en las sociedades, a fin de que la hiperpoblación autogestione de manera directa leyes de cualquier clase, sin la obligación de vida de mandatarios políticos y gobiernos humanos. En ese ámbito, un ingenuo inventor bienintencionado, llamado Peter Adams, aparece con la revolución mucho más fabulosa de siempre…, y es allí, frente la carencia de registros históricos, donde Los Sabios Errantes necesitan asistencia de interpretación para utilizar en sus algoritmos. Sin comprender la causa de la convocatoria por la parte de Los Sabios, Isaac Mustafá Lee Svensson, en pleno desafío por la última catástrofe de su mujer, es convocado para ser veedor de este hallazgo carente de precedentes. Poco a poco se involucrará emotivamente con esta revolución, y al lado de Peter y la hermosa María, una biológica con habilidades químicas y genómicas asignada por Los Sabios para acompañarlos como asistente al mundo Darwin, comprenderá el fundamento evolutivo por el que fue el enigmático y único escogido entre la inmensidad de humanos desperdigados en la galaxia.

Inspirado en parte por el guion de “Metrópolis” de Fritz Lang, algo de “Fundación y Tierra” de Asimov, y la iniciativa de las promesas soltadas a los fallecidos que entrega “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, esta utopía de ciencia ficción en castellano relata sobre como la raza humana siempre y en todo momento busca por medio de la inventiva la oportunidad de liberarse de lo que cree una opresión, sean gobiernos, escapar del colapso ambiental, de la religión o la desaparición. Y en esa pelea eterna por acomodarlo todo, por coche complacerse según su pensamiento, sea ideología o creencia, lo único que consigue es polarizarse como sujeto cruzando a un bando opuesto, regenerando una acción en contestación afín en alguien que se le opondrá solo para extender la cepa sicológica del síndrome DMA en toda la sociedad.

“La democracia está muerto… ¡Qué viva la algocracia!”