En alas de Antinetea

Alejandro es un cuarentón solitario y desempleado crónico que vive con sus progenitores, ahora jubilados y de salud frágil. A lo largo de la noche anterior a una mañana planeada con ocupaciones tan prosaicas como una compra en la charcutería o el empaste de una muela, se lúcida y asiste al baño. Allí, antes de salir, revela desde la ventana una extraña iluminación en el fondo del patio vecinal mientras que una voz extraña comienza a hablarle mentalmente. Su interlocutor se muestra como la víctima de una inusual disociación cuerpo/consciencia y le enseña que los dos fueron citados por Antinetea, una portentosa criatura con la capacidad de supervisar los sueños, el tiempo y el espacio, para formar parte en un juego increíble. Dicho ser -la entidad radiante que reluce en el fondo del patio- les va a hacer oír múltiples cuentos de un programa radiofónico