La margen incierta (A sangre nº 22)

Terror popular. Eso es lo que te espera en La margen dudosa: un viaje a nuestro planeta pero por caminos que, frecuentemente, preferiríamos no tener que transitar. Echar la mirada a un lado, anestesiarnos con otra película banal, encallecernos con un nuevo telediario que observamos sin oír, cerrar los ojos frente a lo discurre en frente de nosotros... O atrevernos a abrirlos y acompañar a Fernando Lafuente Clavero por esta carretera hacia ninguna parte.

Entendemos que el planeta va mal, que los engranajes se atascan o aun aplastan a gente entre las ruedas dentadas del avance. Quizás planeamos mal nuestra ruta o, quizás, no nos importaba bastante a dónde nos conducía. En este momento que el asfalto exhibe sus fisuras, es imperativo pararse a meditar. Y atravesar los dedos a fin de que los frenos funcionen aún.

En esta antología absolutamente nadie va a procurar asustarte sacando un monstruo del armario. El horror no está en las tropas de comecerebros que deambulan sin rumbo, sino más bien en constatar que quizás somos la multitud llamada habitual los que andamos desnortados. La soledad, la angustia, el rechazo, el temor... son grados de la pendiente que nos transporta de manera directa al infierno. A nuestro infierno.

Fernando Lafuente Clavero tiene el punto de atención puesto en nuestro planeta, en la sociedad de la cual formamos parte, en nosotros. Y buen pulso. La mezcla de fantasía urbana, horror gregario y surrealismo despiadado que usa es un escalpelo exacto entre sus manos. De ahí que, si emprendes este viaje, en el momento en que mires el planeta dislocarse a tu alrededor va a ser bastante tarde: vas a estar ahora en La margen dudosa. Y este es un sendero de no retorno.