Viajes, fábulas y otras travesías

Viajar radica en poner el alma en el sendero para rememorar después los sueños.

«Desde el instante en que estos viajes fueron completados pasó el suficiente tiempo a fin de que los hechos, las conmuevas y también historias que en este libro se cuentan se hayan transformado en literatura. Merced a la distorsión que los años efectúan sobre las vidas, las ciudades y las cosas estos cuentos, que en su instante eran muy precisos, en este momento tienen la posibilidad de leerse como ficción. En 1985, en el momento en que este país terminaba de ser aceptado en el Mercado Común, traté de examinar el corazón de Europa.

En 1990 visité ciudades de todo el planeta, que después se transformaron en humo de la memoria. Y de Siracusa a Olimpia fue el camino de un verano reciente que aún humea en la mitad de los sentidos. Viajar radica en poner el alma en el sendero para rememorar después los sueños que hayas vivido si has logrado hallarla en algún precioso sitio, lejísimos de tu vida. Así mismo me agradaría que se leyese este libro.»

Manuel Vicent