Fragmentos de la vergüenza (Perspectivas nº 3)

Muy desde sus inicios el psicoanálisis se orientó por un género de especialidad institucional que lo llevó a la tradición religiosa de las doctrinas de acusación. Este doctrinarismo apoyado en la adhesión solo sigue el día de hoy, de mala forma, por intereses empresariales. No obstante, es un hecho que la clínica psicoanalítica pe rdura como clínica del sujeto. ¿Quién se marcha a ocupar de todo el mundo de la vida, del sujeto en su encarnadura específica, de sus faltas, de su sinsentido y de sus miedos, lo que impide que el humano logre ser asimilado a una maquinaria genética? ¿Quién se marcha a ocupar del desamparo si todo se confía al triunfo del gen? ¿Quién portará la compasión que el determinismo genético, heredero de la doctrina de la predestinación, ha menospreciado y aniquilado?