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En este volumen, trigésimo primero de la compilación de novela histórica “Capítulos Nacionales Marítimos” (antes famosa como “Una Saga Marinera De españa”), Luis Angosto aborda las operaciones de la Armada en las aguas del conjunto de naciones sudamericano, en lo que terminó por nombrarse Guerra del Pacífico. Las malas relaciones que se padecían con la república del Perú, a la que todavía no se había reconocido su independencia por inconvenientes absurdos y honoríficos, terminaron por incendiar las mantenidas con Chile, Bolivia y Ecuador. Todas y cada una ellas declararon la guerra a España, si bien ámbas últimas de manera mucho más bien simbólica.
Mandada una escuadra a aquellas aguas con la explicación de favorecer una expedición científica, de todos modos se procuraba enseñar el pabellón y llevar a cabo fuerza contra el castigo que ciertos españoles recibían en esos países. Al tiempo, se procuraba normalizar las relaciones con Perú. No obstante, ciertos accidentes auspiciados por los medios de prensa, la posición intransigente peruana y la mala administración diplomática de españa provocaron que se desencadenase un enfrentamiento absurdo, que nada bueno propició a las naciones con intereses.
Tras distintas acciones en la mar sin resultado, el mando español consideró preciso, según las normas recibidas del gobierno, hostigar Valparaíso y, más tarde, agredir las defensas de El Callao, donde perdieron la vida bastantes hombres de los 2 bandos. Una vez rematadas estas últimas acciones y según las órdenes recibidas, el comandante general de la Escuadra, brigadier Méndez Núñez, decidió la suspensión de las acciones navales y el inmediato regreso de los buques a España.
Mandada una escuadra a aquellas aguas con la explicación de favorecer una expedición científica, de todos modos se procuraba enseñar el pabellón y llevar a cabo fuerza contra el castigo que ciertos españoles recibían en esos países. Al tiempo, se procuraba normalizar las relaciones con Perú. No obstante, ciertos accidentes auspiciados por los medios de prensa, la posición intransigente peruana y la mala administración diplomática de españa provocaron que se desencadenase un enfrentamiento absurdo, que nada bueno propició a las naciones con intereses.
Tras distintas acciones en la mar sin resultado, el mando español consideró preciso, según las normas recibidas del gobierno, hostigar Valparaíso y, más tarde, agredir las defensas de El Callao, donde perdieron la vida bastantes hombres de los 2 bandos. Una vez rematadas estas últimas acciones y según las órdenes recibidas, el comandante general de la Escuadra, brigadier Méndez Núñez, decidió la suspensión de las acciones navales y el inmediato regreso de los buques a España.
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