Los años radicales (Narrativa)

La llamada telefónica de una pequeña trastornará completamente la vida de Eduardo Muñoz, el enorme artista maldito de la pintura de españa. Popular por su temperamento irascible y por haber llevado una vida de excesos, no va a saber de qué manera cuadrar el muy importante premio que le terminan de entregar. Desde ese instante, su imagen de pintor rebelde y esquivo se derrumba. El reconocimiento institucional le hace una profunda crisis de identidad que lo empujará a efectuar una áspera revisión de su pasado, marcado más que nada por su adicción a la heroína. Tras una vida engañándose sobre quién es y sobre su origen, Eduardo Muñoz repasa con una observación novedosa sus oscuros años como dependiente, la desaparición de sus amigos por la sustancia, su desintoxicación y su definitivo triunfo como pintor. La aceptación de su auténtica identidad le dejará, por fin, arrancar un emprendimiento reiteradamente postergado durante su trayectoria: su autorretrato. Los años radicales asimismo puede leerse como la crónica del La capital de españa de una temporada, los años setenta y ochenta del pasado siglo, y exhibe el lado mucho más salvaje de lo que se llamó la Movida.