San Vicente de Paúl: Entre príncipes y mendigos (Colección Santos nº 4)

La vida de San Vicente de Paúl es impresionante. Nació cerca de 1580 de progenitores campesinos, que se sacrificaron a fin de que pudiese ser sacerdote. Tras su ordenación, cayó a cargo de los piratas berberiscos y vivió como ciervo a lo largo de un par de años en Túnez. Al recuperar la independencia, se transformó en preceptor de entre las mucho más nobles familias de Francia y fue asesor de reyes y reinas, contrarrestando en usuales oportunidades las intrigas palaciegas con una facilidad evangélica que desorientaba a sus contrincantes.

Sin dejarse deslumbrar por la vida de la corte, cuidaba de los condenados a galeras, de los mendigos y de los huérfanos, pasando su historia entre príncipes y mendigos. Creó la Congregación de la Misión, encargada de la predicación y las Hijas de la Caridad, consagradas al servicio de los pobres y los enfermos. Asimismo brotaron cerca de él las Damas de la Caridad, un conjunto de mujeres casadas que empleaban su tiempo y su dinero en contribuir a los necesitados.

Le tocó vivir en una temporada dificultosa, de guerras y revoluciones que devastaron Francia y provocaron plagas y hambrunas. Dentro de la Iglesia asimismo abundaban los inconvenientes, con la difusión de la herejía jansenista y la corrupción en el sistema de ascenso de obispos, 2 plagas que San Vicente combatió con sus fuerzas. En sus ocupaciones, relucían siempre y en todo momento la caridad y la humildad de los genuinos acólitos de Cristo.