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«Tan excitante como una novela de intriga, pero considerablemente más conmovedor, este libro merece ser leído por todo el que entusiasmado en la historia moderna de España.» Paul Preston
«Este es el resultado de varios años de investigación y de varias entrevistas, en ocasiones realmente difíciles de hallar. La narrativa de David Baird consigue tintes del mejor Graham Greene.» Prólogo de Ian Gibson
Si bien, de manera oficial, la Guerra Civil se terminó en 1939, la resistencia armada contra Franco no había terminado. En los años 40, múltiples conjuntos de guerrilleros salieron de sus escondites en las sierras para acosar a la Dictadura. Para las autoridades eran «bandoleros», «forajidos», «ladrones» y «escapados». No eran expresiones elegidas de forma casual. El Régimen no deseaba dignificar a los rebeldes aceptando que tenían ideología o propósitos políticos. Asimismo se llamaban esos rebeldes «maquis», un nombre importado de Francia por los ex- combatientes republicanos que formaron parte de la resistencia contra el Nazismo.
En 1942, tras la victoria aliada sobre Rommel en El Alamein y de la invasión del Marruecos francés y de Argelia, agentes misterios estadounidenses de la oss comenzaron a entrenar en las tácticas guerrilleras a conjuntos de asilados y de presos españoles liberados de los campos de concentración de Vichy en el Norte de África, españoles prestos a regresar a su país y a sostener allí la resistencia en espera de una hipotética intervención aliada. Pero Santiago Carrillo cortó esa «conexión de america» y se cercioró de que únicamente el Partido Comunista dirigiera la organización de la guerrilla de españa.
Por al azar el pueblo de Frigiliana fue uno mucho más de los entornos que se hallaron en la primera línea de una guerra sin cuartel. Con poco mucho más de 2 000 pobladores, 21 hombres escaparon a la sierra y se incorporaron a la «Agrupación de Roberto», nombre de guerra del enigmático jefe de la guerrilla antifranquista, cuya valentía y especialidad admiraban sus perseguidores de la Guarda Civil.
Este libro cuenta la crónica de esos legendarios hombres, que acosados por el Régimen y al final dejados a su suerte por el partido Comunista, pobres y apartados, jugaron, a su modo, un papel esencial en la crónica de España.
«Este es el resultado de varios años de investigación y de varias entrevistas, en ocasiones realmente difíciles de hallar. La narrativa de David Baird consigue tintes del mejor Graham Greene.» Prólogo de Ian Gibson
Si bien, de manera oficial, la Guerra Civil se terminó en 1939, la resistencia armada contra Franco no había terminado. En los años 40, múltiples conjuntos de guerrilleros salieron de sus escondites en las sierras para acosar a la Dictadura. Para las autoridades eran «bandoleros», «forajidos», «ladrones» y «escapados». No eran expresiones elegidas de forma casual. El Régimen no deseaba dignificar a los rebeldes aceptando que tenían ideología o propósitos políticos. Asimismo se llamaban esos rebeldes «maquis», un nombre importado de Francia por los ex- combatientes republicanos que formaron parte de la resistencia contra el Nazismo.
En 1942, tras la victoria aliada sobre Rommel en El Alamein y de la invasión del Marruecos francés y de Argelia, agentes misterios estadounidenses de la oss comenzaron a entrenar en las tácticas guerrilleras a conjuntos de asilados y de presos españoles liberados de los campos de concentración de Vichy en el Norte de África, españoles prestos a regresar a su país y a sostener allí la resistencia en espera de una hipotética intervención aliada. Pero Santiago Carrillo cortó esa «conexión de america» y se cercioró de que únicamente el Partido Comunista dirigiera la organización de la guerrilla de españa.
Por al azar el pueblo de Frigiliana fue uno mucho más de los entornos que se hallaron en la primera línea de una guerra sin cuartel. Con poco mucho más de 2 000 pobladores, 21 hombres escaparon a la sierra y se incorporaron a la «Agrupación de Roberto», nombre de guerra del enigmático jefe de la guerrilla antifranquista, cuya valentía y especialidad admiraban sus perseguidores de la Guarda Civil.
Este libro cuenta la crónica de esos legendarios hombres, que acosados por el Régimen y al final dejados a su suerte por el partido Comunista, pobres y apartados, jugaron, a su modo, un papel esencial en la crónica de España.
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