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No te puedes perder este nuevo caso de la refulgente policía Marina Altamirano.
En esta segunda distribución de la trilogía vamos a conocer la increíble historia de los pasadizos misterios de Salamanca.
Marina Altamirano, transformada en la detective estrella de la comisaria de Salamanca, trabaja bajo el mando de Carlos Tejedor, el que en otro tiempo era su compañero.
Una mañana un hotel céntrico de la región amanece con sus puertas cerradas y sus habitaciones vacías. No hay indicio ni de los huéspedes ni del personal que trabaja en él. Los familiares se agolpan en comisaria pidiendo una rápida resolución del caso.
La investigación transporta a Marina y a su de hoy compañero, Pepón García, hasta unos túneles que a lo largo de años han continuado ocultos bajo el subsuelo de la región, comunicando inmuebles sin que los ojos curiosos de los pobladores logren verlo.
Una enternecedora aventura que va a hacer conocer al lector la historia olvidada de Salamanca y sus enigmáticos túneles.
«-Lúcida, lúcida, Rosa, venga que es hora de ponerse a trabajar.
Detestaba su voz, desde que interrumpió en su habitación, en donde se sentía seguro y al fin podía reposar de las noches de hospital. Esa voz, grave, ruda y desapacible que desde aquel día la torturaba noche y día, aparentando una afabilidad que se encontraba lejísimos de tener. Y el fragancia, una mezcla de mal aliento y tabaco, que a estas alturas, con las fosas nasales anegadas de la pestilencia de esos húmedos y oscuros pasadizos, ahora prácticamente no apreciaba. La ropa de abrigo que les habían dado, aquel feo chándal y la sudadera 2 tallas mucho más enormes, no parecía ser jamás bastante para quitarse la sensación de frío. Habían perdido la noción del tiempo, comían en el momento en que les daban algo para llevarlo a cabo, paseaban sin rumbo fijo sintiendo el agua llenando las deportivas, que por lo menos eran de su número, y oyendo las ratas deslizándose al lado de ellos.»
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