La ciudad que el diablo se llevó (Candaya Narrativa nº 67)

Tras la destrucción, ¿qué queda para regresar a comenzar?, se pregunta el escritor mexicano David Toscana en La localidad que el demonio se llevó, una novela coral que hace de la imaginación un desarrollo de supervivencia en un país devastado por la Segunda Guerra Mundial, donde el futuro semeja que no llega jamás. 

Feliks, Kazimierz, Eugeniusz y Ludwick conviven con las lesiones de una localidad que no termina de resucitar y recorren las ruinas de Varsovia tal y como si recorriesen sus vidas despedazadas por la guerra: entre paseos que se adentran en los escombros, borracheras que miran al abismo, libros perdidos y reescritos interminablemente o cementerios donde germinan historias de vivos y fallecidos. 

Al lado de ellos, Olga, Marianka, las hermanas Kasia y Gosia, un barbero, un escritor y un conjunto de presos entienden que subsistir significa reconstruir partiendo de las ruinas y que el sentido de la presencia está en la hermosura, donde sea que haya que procurarla.