San Atanasio contra el mundo (Colección Santos nº 6)

San Atanasio vivió en tiempos turbulentos para la Iglesia. Arrio y sus fieles negaban que Jesucristo fuera realmente Dios, tratando realizar el cristianismo menos provocador a los ojos de todo el mundo. Más allá de que el Concilio de Nicea condenó sus enseñanzas, los arrianos se extendieron por toda la Iglesia con asistencia de los emperadores romanos.

Primero como diácono y después como Patriarca de Alejandría, Atanasio luchó sin reposo para proteger la fe de la Iglesia de los que deseaban desfigurarla. Por no doblegarse frente al poder imperial, padeció permanentes persecuciones y destierros. A lo largo de años, rigió su diócesis desde la clandestinidad, escribiendo contra la herejía, ocultándose entre los frailes del desierto y huyendo de los que lo perseguían.

San Atanasio fue inflexible con las falsas doctrinas, pero siempre y en todo momento se mostró compasivo con los leales que se habían dejado mentir o habían cedido a la persecución. El pueblo de Alejandría le tenía un enorme aprecio y continuó siempre y en todo momento leal a su santurrón Patriarca.