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Robyn Carr, nos proporciona tres emocionantes historias, a fin de que la lectura sea tu enorme pasión.
Un espacio para soñar
Se busca comadrona para trabajar en Virgin River, un pueblo de seiscientos pobladores. Un espacio diferente cubierto de bosques de secuoyas y ríos de aguas transparentes. El puesto incluye la vivienda gratis.
En el momento en que Melinda Monroe leyó aquel aviso por año de haber enviudado, decidió en el instante que Virgin River era el sitio idóneo para sobrepasar su mal y retomar el trabajo de comadrona que le agradaba.
Pero sus esperanzas se hicieron añicos en relación llegó allí: la cabaña se encontraba destrozada, las rutas eran impracticables y el médico del pueblo no deseaba comprender nada de ella. Comprendiendo que había cometido un horrible fallo, decidió irse por la mañana siguiente.
Pero una recién nacida dejada en la solicitud del médico le logró cambiar de proyectos... Y un ex- marine contribuyó a consolidar ese cambio.
Melinda Monroe había llegado a Virgin River intentando encontrar una manera de huír, pero halló un hogar.
Un espacio para querer
John Middleton, "Predicador" para los amigos, se encontraba a puntito de cerrar el bar donde trabajaba en el momento en que entró una muchacha con un niño de tres años tratando protegerse de una fría noche de octubre. Como cualquier marine, Predicador sabía admitir una situación de crisis solamente verla, y aquella mujer se encontraba cubierta de moratones. En el instante deseó cuidarla, castigar a quien le hubiese hecho aquello, pero supo asimismo desde el primer instante que aquella necesidad de cuidarla iba acompañada de otro sentimiento.
Paige Lassiter había logrado despertar nuevos sentimientos en aquel enorme de buen corazón, sentimientos a los que hasta el momento nunca se había tolerado liberar. Pero en el momento en que el ex- marido de Paige apareció en Virgin River, Predicador supo que su futuro se encontraba en riesgo.
Un espacio para soñar
Se busca comadrona para trabajar en Virgin River, un pueblo de seiscientos pobladores. Un espacio diferente cubierto de bosques de secuoyas y ríos de aguas transparentes. El puesto incluye la vivienda gratis.
En el momento en que Melinda Monroe leyó aquel aviso por año de haber enviudado, decidió en el instante que Virgin River era el sitio idóneo para sobrepasar su mal y retomar el trabajo de comadrona que le agradaba.
Pero sus esperanzas se hicieron añicos en relación llegó allí: la cabaña se encontraba destrozada, las rutas eran impracticables y el médico del pueblo no deseaba comprender nada de ella. Comprendiendo que había cometido un horrible fallo, decidió irse por la mañana siguiente.
Pero una recién nacida dejada en la solicitud del médico le logró cambiar de proyectos... Y un ex- marine contribuyó a consolidar ese cambio.
Melinda Monroe había llegado a Virgin River intentando encontrar una manera de huír, pero halló un hogar.
Un espacio para querer
John Middleton, "Predicador" para los amigos, se encontraba a puntito de cerrar el bar donde trabajaba en el momento en que entró una muchacha con un niño de tres años tratando protegerse de una fría noche de octubre. Como cualquier marine, Predicador sabía admitir una situación de crisis solamente verla, y aquella mujer se encontraba cubierta de moratones. En el instante deseó cuidarla, castigar a quien le hubiese hecho aquello, pero supo asimismo desde el primer instante que aquella necesidad de cuidarla iba acompañada de otro sentimiento.
Paige Lassiter había logrado despertar nuevos sentimientos en aquel enorme de buen corazón, sentimientos a los que hasta el momento nunca se había tolerado liberar. Pero en el momento en que el ex- marido de Paige apareció en Virgin River, Predicador supo que su futuro se encontraba en riesgo.
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