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Julián es un joven teniente de la Guarda Civil, número uno de su promoción, que al irse de la Academia pide ir designado a entre las provincias vascongadas. En su viaje de incorporación a su destino, conoce en el tren a Pilar que radica con sus progenitores en el pueblo de M, y que termina de llenar su educación en un instituto de La capital española. Los 2 jóvenes se enamoran. Para los dos es su primer amor. En las páginas de la novela se detallan las adversidades por las que pasaban los guardas civiles y sus familias en aquellas provincias, sometidas al terror de la banda asesina ETA, y que pagaron con cientos de fallecidos por cumplí con su deber de proteger la vida de sus conciudadanos y velar por el cumplimiento de las leyes. No es otra cosa que el espíritu que el Duque de Ahumada, principal creador de la Guarda Civil, les había infundido a los primeros guardas civiles con los productos de la Cartilla, de manera especial, el primero y sexto: “El Honor es la primordial divisa de la Guarda Civil” y “Va a ser un pronóstico feliz para el afligido”.
Períodico Ahora (http://www.diarioya.es/content/fallecer-en-las-vascongadas):
En 1975 muere Franco y España recupera la democracia y con ella varios piensan que llegó la independencia y la igualdad para todos y cada uno de los españoles, o explicado de otra forma, para prácticamente todos los españoles.
Hay una zona de españa, las provincias vascongadas, donde varios españoles no solo no son libres y también iguales a el resto, sino son perseguidos y asesinados.
La novela Fallecer en las Vascongadas relata la odisea de esos españoles. Su creador, Francisco Gimeno Doménech, es General de División de la Guarda Civil en la segunda reserva y licenciado en Geografía y también Historia, ha popular de primera mano las contrariedades por las que pasaron los guardas civiles premeditados en aquellas tierras y sus familiares.
Cada día las esposas y los hijos despedían a las puertas de sus viviendas a los guardas que partían para prestar servicio, sin comprender si en unas horas se transformarían en viudas y huérfanos, pues mucho más de 500 hombres del Benemérito Cuerpo fueron asesinados por la banda ETA.
Pero además de esto, debían padecer injustas discriminaciones en sus trabajos rutinarios y los pequeños las padecían en las academias, sin que absolutamente nadie les explicara las causas, pues no había explicación viable.
O sea lo que nos cuenta el creador en su libro, que es de lectura simple y entretenida, pero que refleja la trágica situación que debieron padecer una cantidad enorme de españoles a lo largo de años en su país. Esta persecución sistemática fue compartida asimismo por policías, militares y cientos de ciudadanos que debían llevar escolta policial las 24 h del día para resguardar sus vidas conminadas o emigrar de la tierra que les había visto nacer y a la que amaban. Se piensa que mucho más de 300.000 personas abandonaron las Vascongadas huyendo del terrorismo, para lograr llevar una vida habitual y recobrar la independencia a la que tenían derecho. Pero los guardas civiles no podían irse y en el momento en que pagaban con su historia el odio de varios y el silencio culpable de otros varios, la Patria, por la que habían dado su historia, les despedía a ocultas y con prisas. No se les dejaban festejar los entierros en las iglesias, con lo que se oficiaban en los patios de los cuarteles y había que traer curas de fuera pues los originarios les negaban las iglesias y los entierros.
Todo lo mencionado nos lo relata el creador entrelazado con la narración de ficción de 2 jóvenes a los que no se les deja gozar de su amor y de sus ansias de vivir en paz.
En las páginas de la novela queda patente la gran deuda que España debe a estos hombres que padecieron de forma anónima y en silencio, que se sacrificaron por la Unidad de España y en defensa de unos derechos escenciales de independencia, igualdad y convivencia pacífica, cumpliendo hasta la saciedad lo que les ordena el producto sexto de su Cartilla: “Va a ser un pronóstico feliz para el afligido.”
Períodico Ahora (http://www.diarioya.es/content/fallecer-en-las-vascongadas):
En 1975 muere Franco y España recupera la democracia y con ella varios piensan que llegó la independencia y la igualdad para todos y cada uno de los españoles, o explicado de otra forma, para prácticamente todos los españoles.
Hay una zona de españa, las provincias vascongadas, donde varios españoles no solo no son libres y también iguales a el resto, sino son perseguidos y asesinados.
La novela Fallecer en las Vascongadas relata la odisea de esos españoles. Su creador, Francisco Gimeno Doménech, es General de División de la Guarda Civil en la segunda reserva y licenciado en Geografía y también Historia, ha popular de primera mano las contrariedades por las que pasaron los guardas civiles premeditados en aquellas tierras y sus familiares.
Cada día las esposas y los hijos despedían a las puertas de sus viviendas a los guardas que partían para prestar servicio, sin comprender si en unas horas se transformarían en viudas y huérfanos, pues mucho más de 500 hombres del Benemérito Cuerpo fueron asesinados por la banda ETA.
Pero además de esto, debían padecer injustas discriminaciones en sus trabajos rutinarios y los pequeños las padecían en las academias, sin que absolutamente nadie les explicara las causas, pues no había explicación viable.
O sea lo que nos cuenta el creador en su libro, que es de lectura simple y entretenida, pero que refleja la trágica situación que debieron padecer una cantidad enorme de españoles a lo largo de años en su país. Esta persecución sistemática fue compartida asimismo por policías, militares y cientos de ciudadanos que debían llevar escolta policial las 24 h del día para resguardar sus vidas conminadas o emigrar de la tierra que les había visto nacer y a la que amaban. Se piensa que mucho más de 300.000 personas abandonaron las Vascongadas huyendo del terrorismo, para lograr llevar una vida habitual y recobrar la independencia a la que tenían derecho. Pero los guardas civiles no podían irse y en el momento en que pagaban con su historia el odio de varios y el silencio culpable de otros varios, la Patria, por la que habían dado su historia, les despedía a ocultas y con prisas. No se les dejaban festejar los entierros en las iglesias, con lo que se oficiaban en los patios de los cuarteles y había que traer curas de fuera pues los originarios les negaban las iglesias y los entierros.
Todo lo mencionado nos lo relata el creador entrelazado con la narración de ficción de 2 jóvenes a los que no se les deja gozar de su amor y de sus ansias de vivir en paz.
En las páginas de la novela queda patente la gran deuda que España debe a estos hombres que padecieron de forma anónima y en silencio, que se sacrificaron por la Unidad de España y en defensa de unos derechos escenciales de independencia, igualdad y convivencia pacífica, cumpliendo hasta la saciedad lo que les ordena el producto sexto de su Cartilla: “Va a ser un pronóstico feliz para el afligido.”
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