Odisea (ESPASA NARRATIVA)

En el momento en que sus dedos empuñaron el arco, Odiseo cerró los ojos un momento y respiró hondo. Quizás, si él y sus compañeros triunfaban, futuros versistas cantarían una canción sobre los héroes que se confrontaron a los dioses. seguramente esos versos mezclarían patrañas y verdades, como las mezclaban los cuentos que él mismo les había contado a la hermosa Nausícaa y a su padre sobre la gruta del cíclope, la isla de la maga Circe o el descenso a los avernos.
Ya que el combate que los siete estaban a puntito de librar no era solo cuestión de venganza, sino más bien, sobre todas las cosas, de supervivencia.
Y no únicamente la suya, sino más bien la de toda la raza humana.
El único consuelo era que, si fallaba, no quedaría absolutamente nadie sobre la faz de la ancha Gea para cantar el fracaso de Odiseo.

Javier Negrete, animado de un espíritu que solo y con toda justicia se puede calificar de "homérico", recrea en su novedosa novela las aventuras del mayor héroe, y al unísono el mucho más humano, de toda la mitología griega: Odiseo, rey de Ítaca, a quien acompañaremos a lo largo de los capítulos mucho más populares de la histórica guerra de Troya y de su épico regreso a casa.
Pero no piense el lector que el creador se restringe a recontar esta peripecia. Lo que tiene en sus manos es una epopeya absolutamente novedosa, que, firmemente asentada en la vieja, nos muestra a Odiseo desde niño, en el momento en que, sin él saberlo, se transforma en propósito de los dioses, en especial de Atenea: encantada con el intelecto y el valor del jóven, escoge transformarlo en su vencedor entre los fatales, en su herramienta para hacerse Señora del Olimpo. Lo que se encontraba lejísimos de dudar la diosa es que la primordial virtud de Odiseo no es otra sino más bien la astucia… y que quizá el de la manipulación sea el arte en el que los hombres se semejan mucho más a los inmortales.